mercado; aquella que no tenga picaduras de insectos, ni manchas, ni defectos.
Después de lavarla y secarla bien, la frotaremos dejándola brillosa, reluciente. Seguidamente le daremos un mordisco a la misma, tragando el trozo entero de la fruta que nos ha quedado en la boca, sin masticar.
Amarramos con una cinta blanca a la manzana, una pequeña fotocopia color de un retrato de nuestra pareja; posteriormente envolveremos todo con un papel virgen blanco; y en seguida lo llevaremos a los pies de un árbol bien frondoso, en donde lo dejaremos allí depositado.
Lo ideal es realizarlo tres veces, una por mes y luego dejar pasar por lo menos otros tres meses antes de volver a repetir la secuencia.